Instalación de Arte en las Trincheras de la Ruta Orwell: una Operación de Recupero, y no solo de la Memoria Histórica

La instalación de land art en las trincheras monegrinas de la Ruta Orwell es un tributo a la figura de George Orwell, que luchó en territorio monegrino hace 80 años, y por cierto en este sentido es una operación de recupero de la memoria histórica de la relación del escritor británico con la tierra de Monegros.

Una relación que ha quedado siempre un poco desconocida. En el ultimo año en la provincia de Huesca han sido presentadas muchas iniciativas relacionada a la memoria de George Orwell, incluyendo una exposición fotográfica de mucho éxito en Huesca, una placa conmemorativa en el pueblo de Monflorite, y otras conmemoraciones. Quien conoce el libro “Homenaje a Cataluña” sin haberlo leído, hasta cree que Orwell solo luchó en la vecina región catalana. Casi nunca se habla de Orwell en Los Monegros, aunque se sabe que había llegado a luchar “cerca de Zaragoza”. Por esa razón por mi homenaje “conjunto” a George Orwell y a la tierra monegrina he elegido el nombre “Homenaje a Los Monegros”.

Una verdadera operación de recupero de la memoria histórica, que pero ha pasado por un recupero “físico” de las mismas trincheras de la Sierra de Alcubierre. Las trincheras de la Ruta Orwell, abandonadas desde la guerra civil, han sido restauradas y recuperadas en el año 2005 por la Comarca de Los Monegros, en colaboración con el Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Alcubierre. No estoy seguro en que año se hayan inauguradas las trincheras restaurada, pero creo que fue en el 2007.

A partir de entonces ha sido un declino, aun si la Ruta Orwell ha recibido por los últimos dos años consecutivos el “Sello de Excelencia Turística de Aragón”. Aun con los esfuerzos de las instituciones de mantener el sitio histórico en condiciones “presentables”, las trincheras de la Ruta Orwell, así como las otras del frente Aragonés que se encuentran en la región, siguen subiendo actos de vandalismo – escritas spray, signos revueltos, piedras tumbadas… hasta roban los sacos de arenas de las mismas trincheras, me dicen desde las instituciones locales, que por cierto me han desaconsejado de emplear tecnología en la instalación, como por el proyecto original, porqué no hubieran durado mucho antes de ser robadas o vandalizadas. Por cierto, el día de la inauguración del 20 Mayo he dejado en la Ruta Orwell tres pinceles nuevos, escondiéndolos en un cuartito con puerta cerrada que se encuentra en las trincheras. Al regresar al día siguiente, el domingo 21, ya se los habían llevados… =(

Los actos de vandalismo no son la única “pena” de la Ruta Orwell. Los visitantes dejan mucha basura sea en las trincheras que en sus estupendo alrededor, y las colillas de cigarrillos, que por cierto emplean por lo menos 50 de años en biodegradarse en el medioambiente, son innumerables. Las condiciones climáticas de la Sierra de Alcubierre no ayudan – por una buena mitad del año las trincheras quedaban inasequibles por la gran cantidad de barro y con profunda pozas de agua de hasta unos 20 centímetros, que no permitían el pasaje de los visitantes por todo el camino completo de las trincheras. Aquí abajo un collage de imágenes fotográficas sobre el estado en que he encontrado las trincheras, al principio del mes de Mayo.

A pesar del recupero de la memoria histórica, antes de empezar las operaciones de instalación de “Homenaje a Los Monegros”, he tenido que operar un recupero de las mismas trincheras. Para empezar, la limpieza del área, que me ha tomado casi un día entero – y, por cierto, si se sigue mirando sigue saliendo basura, sobre todo en la naturaleza todo alrededor de las trincheras. Da mucha pena que al visitar la Ruta Orwell para pasar un buen rato con los amigos, a pesar de que haya contenedores para la basura y hasta para el reciclaje, la gente deje el espacio en condiciones peores que de la de botellón – latas tiradas por todas partes, plástico de alimentos y botellas de cristal tiradas y por supuesto rotas hasta el punto que no se pueden recoger todos los pedacitos de cristal.

Luego, el barro y el agua. Prácticamente las primeras 4 toneladas de grava blanca se han ido todas para crear un estrado de grava que pudiera filtrar el agua y dejar el barro abajo. En las partes “inundadas” el estrado de grava de base ha llegado a unos 30 centímetros de alto. Un trabajo casi “de mantenimiento” que hubiera tenido que ser pensado desde tiempo, y que por cierto ahora permite el pasaje por el circuito completo de las trincheras del Monte Irazu. Un trabajo indispensable para poder luego seguir con los estrados de grava blanca y roja que si no se hubiera hundido en el barro. Creo que el collage de fotos de abajo, en comparación con el “estado de barro” que podéis ver arriba, lo dice todo.

Un recupero de la memoria histórica que ha sido entonces un recupero físico del lugar histórico, y una mejora a la infraestructura de las trincheras, que ahora será más fácil visitar. Como dije al principio de esta semana en la rueda de prensa de presentación del proyecto: “hasta a quien no le importa nada el arte contemporáneo le parecerá bien que se haya realizado el proyecto de la grava“. Y como me dijeron unos vecinos de Sariñena, “a ver cuanto dura”.